BARRIO DE LLEIDA

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lunes, 20 de febrero de 2012

Les echamos de menos

Un saludo a todos nuestros hermanos que no les vimos este domingo 19, que sepan que les hemos echado de menos, esperamos verles este domingo.

Este domingo fue bastante especial, el sacerdocio Aarónico bendiciendo y repartiendo la Santa Cena, para Marcos, Nefy era la primera vez que repartía, y para Moroni la segunda, los presbíteros que bendijeron estaban un poquito nerviosos, era también la primera vez para Daniel A. aunque ya un veterano repartiendo que ayudó a "asesorar" a los noveles, y nuestro querido hermano Toni se estrenó también en la bendición y en la primera oración en la reunión sacramental.

Hace algunas semanas entró en las aguas del bautismo nuestro hermano Mario, ayer recibió el sacerdocio.

En parte de los discursantes pudimos escuchar los mensajes que compartieron nuestra hermana Liliana y los hermanos Alberto y Lucas.

LLamados a Servir
Liliana nos habló acerca de la importancia del servicio, su mensaje estaba basado en las palabras del Pdte. Packer que se titulaba "Llamados a Servir" en la que nos exhortó de la importancia de servir de buena gana siendo diligente en todo lo que se nos encomiende, compartió D.yC. 58 26-29:

"26 Porque he aquí, no conviene que yo mande en todas las cosas; porque el que es compelido en todo es un siervo perezoso y no sabio; por tanto, no recibe galardón alguno. 27 De cierto digo que los hombres deben estar anhelosamente consagrados a una causa buena, y hacer muchas cosas de su propia voluntad y efectuar mucha justicia; 28 porque el poder está en ellos, y en esto vienen a ser sus propios agentes. Y en tanto que los hombres hagan lo bueno, de ninguna manera perderán su recompensa. 29 Mas el que no hace nada hasta que se le mande, y recibe un mandamiento con corazón dudoso, y lo cumple desidiosamente, ya es condenado."

También compartió una cita que me gustó mucho:

"Durante varios años, he venido observando a una querida hermana prestar un servicio mucho mayor que el de cualquier llamamiento para enseñar o dirigir en la Iglesia. Si alguien necesita algo, ella responde; no dice: "Si necesita ayuda, llámeme", sino: "Aquí estoy; ¿qué puedo hacer por usted?".

Una historia que nos contó y que también estuvo interesanta de una hermana que fue llamada a ser presidenta de la Sociedad de Socorro, no le hizo mucha ilusión recibir el llamamiento pero lo acepto, ya que lo que más quería era servir como maestra en la Primaria o en las Mujeres Jóvenes.Después de un tiempo sirviendo, esta hermana tuvo un accidente bastante grave lo cual la postró a una cama y le imposibilitó servir en su llamamiento, por lo menos durante un largo periodo. Esta hermana pensó que esta podría ser el momento de que la releven así que llamó a su obispo, este acudió a ella y le escuchó a la presidenta.
El, respondió: "Voy a orar al respecto". Cuando llegó el momento de la respuesta, esta fue: "Hermana todavía no siento que usted debiera ser relevada de la Sociedad de Socorro". Esta hermana sirvió durante 46 años en la Sociedad de Socorro, casi treinta de ellos como Presidenta General.

¿Cúál es nuestra doctrina?
Discurso ofrecido por el hermano Alberto , y entre algunas cosas nos compartió acerca de la importancia de enseñarnos los unos a los otros, sobretodo poor medio de la orientación familiar y las maestras vistantes. Nos invitó a que pongamos en práctica las normas sencillas que vienes de nuestros líderes inmediatos, que sigamos el consejo de nuestros profetas vivientes así como los de la antigüedad. También nos habló que la Doctrina del Evcangelio contiene Fuente de verdades de salvación.

La doctrina central y salvadora es que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, el Salvador y Redentor de la humanidad; que Él vivió, enseñó, sanó, sufrió y murió por nuestros pecados; y que se levantó de los muertos al tercer día con un cuerpo resucitado glorioso e inmortal. El profeta José Smith se refirió a estas verdades centrales como ―los principios fundamentales de nuestra religión y dijo que ―todas las otras son únicamente dependencias de esto.

El elder Neal A. Maxwell también ha indicado que ―las doctrinas que se creen y se practican nos cambian y nos hacen mejores, a la vez que aseguran nuestro acceso vital al Espíritu. Ambos resultados son cruciales‖.

El papel de Cristo como padre de la la expiación
El hermano Lucas nos habló acerca de la expiación, y nos compartió la historia que en su momento compartió el Pdte. Packer sobre la "justicia y la misericordia"

“Había una vez un hombre que deseaba mucho obtener un objeto determinado, que parecía ser más importante que cualquier otra cosa en su vida; para poder adquirirlo, tuvo que endeudarse.

“Se le había advertido que no debía endeudarse de tal forma, y particularmente se le había prevenido acerca de su acreedor. Pero le parecía muy importante obtener lo que deseaba, y en especial tenerlo inmediatamente; además, estaba seguro de que podría pagarlo más adelante.

“Firmó entonces un contrato por el cual debía pagar la deuda dentro de un tiempo específico. No se preocupó mucho ya que la fecha del pago parecía estar muy lejos en el futuro; obtuvo lo que deseaba en ese momento y eso era lo único que le importaba.

“Su acreedor siempre estaba en sus pensamientos; de vez en cuando efectuó algunos pequeños pagos, pensando que en realidad el día del ajuste final no habría de llegar jamás.

“Pero, como no hay plazo que no se cumpla, llegó la fecha establecida en el contrato. La deuda no se había pagado completamente y su acreedor apareció exigiéndole el pago total.

“Fue entonces que comprendió que su acreedor no sólo tenía el poder de quitarle todo lo que poseía sino también de enviarlo a la prisión.

“—No puedo pagarle porque no tengo el dinero para hacerlo —confesó.

“—Entonces —dijo el acreedor— ejecutaremos el contrato, tomaremos sus posesiones, y usted irá a la prisión. Usted estuvo de acuerdo con ese contrato, lo firmó voluntariamente. Ahora debemos ponerlo en acción.

“—¿No podría extenderme el plazo o perdonarme la deuda? —suplicó el deudor. ¿Arreglar alguna forma para que pueda conservar mis propiedades y no ir a la prisión? Seguramente usted cree en la misericordia. ¿No la tendría conmigo?

“El acreedor contestó:

“—La misericordia siempre favorece sólo a uno, y en este caso solamente le serviría a usted. Si soy misericordioso, quedaré sin mi dinero. Justicia es lo que demando. ¿Cree usted en la justicia? “—Creía en la justicia cuando firmé el contrato —dijo el deudor—. Entonces estaba de mi lado, porque pensé que me protegería. Entonces no necesitaba misericordia, ni pensé que jamás la necesitaría; estaba seguro de que la justicia nos serviría igualmente a ambos.

“—Es la justicia la que exige que usted pague el contrato o sufra la pena —respondió el acreedor—. Ésa es la ley. Usted estuvo de acuerdo, y eso es lo que se debe hacer. La misericordia no puede robar a la justicia.

“De esa forma, uno demandaba la justicia y el otro rogaba por misericordia. Ninguno podía quedar satisfecho, excepto a costa del otro.

“—Si usted no perdona la deuda, no habrá misericordia— contestó el deudor.

“—Pero si lo hago, no habrá justicia— fue la respuesta.

“Parecía que no se podía satisfacer ambas leyes al mismo tiempo. Éstos son dos ideales eternos que parecen contradecirse mutuamente. ¿Acaso no hay forma en que la justicia pueda cumplirse al mismo tiempo que la misericordia?

“¡Hay una forma! La ley de la justicia puede satisfacerse al mismo tiempo que se cumple la de la misericordia; pero se necesita a alguien que interceda. Y eso fue lo que sucedió.

“El deudor tenía un amigo que acudió en su ayuda. Conocía muy bien al deudor y sabía que era hombre falto de previsión; sabía que era una locura el haberse comprometido a un negocio así. Sin embargo, quería ayudarlo porque lo amaba. Intercedió con el acreedor y le hizo una oferta:

“—Yo le pagaré la deuda si usted libera al deudor de su compromiso para que pueda conservar sus posesiones y no tenga que ir a la cárcel.

“Mientras el acreedor meditaba sobre la oferta, el mediador agregó:

“—Usted demandó justicia, y aun cuando él no puede pagarle, lo haré yo por él. Se le habrá tratado con justicia y no podrá quejarse.

“El acreedor aceptó la propuesta.

“El mediador le dijo entonces al deudor:

“—Si yo pago tu deuda, ¿me aceptarás como tu acreedor?

“—Por supuesto que sí —exclamó el deudor—. Tú me salvas de la prisión y eres misericordioso conmigo.

“—Entonces —dijo el benefactor—, tú me pagarás la deuda a mí y yo estableceré las condiciones. No será fácil, pero será posible. Yo proveeré la forma en que puedas hacerlo, y no será necesario que vayas a la cárcel.

“Así fue que el acreedor recibió su dinero. Se le trató justamente, sin que hubiera necesidad de romper el contrato.

“El deudor, a su vez, recibió misericordia. Ambas leyes se cumplieron mediante la intervención de un mediador. Se había cumplido con la justicia, y la misericordia quedó totalmente satisfecha” (Véase Liahona, octubre de 1977, págs. 42–43).


Y por último compartió: Lucas 22:29-44
39 Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron.
40 Y cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad para que no entréis en tentación.
41 Y él se apartó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,
42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
43 Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.
44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían a tierra.


Y estos fueron los mensajes que escuchamos este último domingo.Visto a ojos del hermano Richard.